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¿Son los alimentos no saludables más baratos?

Un estudio analiza el precio de alimentos saludables y no saludables en diferentes países
gráfico del análisis

Derek D. Headey y Harold H. Alderman, investigadores del  Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), han publicado el estudio “Los precios relativos de las calorías de alimentos saludables y poco saludables difieren sistemáticamente por niveles de ingresos y entre los continentes”, un estudio que compara los precios al consumidor de un total de 657 alimentos en 176 países que han sido encuestados por el Programa de Comparación Internacional (PIC) del Banco Mundial. Para la comparación han usado lo que se denomina como el "precio relativo de las calorías" de los alimentos. Evalúan el precio del producto en relación a las calorías que tiene dicho alimento. 

Las dietas pobres en nutrientes son un factor muy alto de riesgo en la salud y representan una de cada cinco muertes a nivel mundial. Demasiado azúcar, grasa o carne roja aumentan los riesgos de sufrir enfermedades cardíacas, diabetes o cáncer. Las dietas no saludables generan problemas de salud a nivel global. La investigación encuentra que las diferencias globales en los precios de los alimentos nutritivos se correlacionan con condiciones de desnutrición como retraso en el crecimiento u obesidad. 

Los resultados mostraron que los países más desarrollados disponen de alimentos saludables a un precio bajo, pero también proporcionan alimentos no saludables a bajo precio. Por lo que a medida que los países se desarrollan las dietas se diversifican hacia alimentos nutritivos pero también hacia alimentos poco saludables. 

Por otro lado los países de bajos ingresos proporcionan alimentos saludables generalmente caros, particularmente los alimentos de origen animal y los cereales fortificados (cereales con minerales y vitaminas añadidos) para niños/as. En estos países se observa que los alimentos ricos en nutrientes como las frutas y las verduras pueden ser muy costosas, lo que hace que sea más difícil tener una dieta variada y saludable. 

El  estudio muestra que incluso después de controlar los factores como el ingreso per cápita, la educación y la urbanización, los precios calóricos relativos de los alimentos de origen animal se asocian al retraso del crecimiento en la primera infancia, mientras que los precios relativos de los alimentos ricos en azúcar se asocian negativamente con la prevalencia de la obesidad.

Según los autores, que el sistema alimentario ofrezca el precio incorrecto de alimentos saludables y no saludables puede deberse a las características del alimento en sí o a sí son más o menos perecederos. Respecto a los alimentos poco saludables con un precio bajo puede ser debido a la demanda y la gran capacidad que tienen los países ricos para producir estos alimentos. 

Los datos sobre los precios relativos nos indican que se debe cerrar la brecha de alimentos saludables entre países ricos y pobres, lo que requiere inversiones más diversificadas en I + D agrícola para mejorar la productividad de los alimentos ricos en nutrientes o mejorar las infraestructuras. Más complicado resulta valorar el bajo coste de los alimentos poco saludables. Una solución podría ser gravar con mayores impuestos estos alimentos, pero según los autores sería más importante fomentar una buena educación nutricional o mejorar el etiquetado de alimentos.

La desigualdad entre los precios de los alimentos saludables y no saludables entre los diferentes países es un problema a tener en cuenta si queremos que las enfermedades atribuidas a la alimentación no sigan creciendo.