FAO y CIRAD (Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo) han publicado el informe Sistemas alimentarios en riesgo. Nuevas tendencias y retos, un trabajo muy completo que analiza los riesgos a los que se enfrentan los sistemas alimentarios actuales.
El número de personas que sufren hambre en el mundo ha aumentado, un hecho que potencia el desafío de lograr el objetivo de Hambre Cero para 2030. Las causas de esta realidad son múltiples y pueden agruparse en tres grupos de factores:
- Factores socieconómicos, como la desigualdad creciente;
- factores ambientales, como el impacto del cambio climático;
- y factores referentes a la paz y seguridad, como los conflictos armados.
La reducción de la desnutrición se ha estancado desde el año 2015 y las personas que sufren desnutrición han aumentado tanto en términos absolutos como relativos. Los datos de este informe son preocupantes; muestran que algunas regiones están sufriendo una combinación de riesgos (degradación de la tierra, epidemias, inseguridad civil…) y las predicciones prevén que habrá una superposición y multiplicación de los riesgos en ciertas partes del mundo.
Hasta hace poco los sistemas alimentarios eran evaluados por su capacidad para garantizar alimentos seguros y suficientes para satisfacer la demanda de los consumidores. El mayor desafío era alimentar a una población que crecía y por lo tanto la prioridad era aumentar la producción agrícola. Los efectos ambientales, de salud y de equidad social de los patrones de producción, procesamiento, comercio y consumo se consideraban externalidades. De hecho, durante el siglo pasado y hasta ahora, la producción de alimentos ha crecido fuertemente en casi todo el mundo superando el crecimiento de la población mundial.
Pero si consideramos los resultados de los sistemas alimentarios junto con los riegos que amenazan estos sistemas, surgen tres fenómenos:
- el futuro de la producción se ve amenazado por el agotamiento de recursos y el cambio climático, hay modelos que aumentan esas amenazas y otros que contribuyen a una mayor sostenibilidad;
- el segundo es que la alimentación es más una cuestión de accesibilidad, el desafío de la alimentación es producir alimentos que sean accesibles para todos y los sistemas alimentarios también deben evaluarse en función de su papel en la creación de empleos, por ejemplo;
- y el tercero es la transición nutricional, ahora se combina la desnutrición con deficiencias nutricionales y con malnutrición por exceso, un hecho que depende de la capacidad que tengan los sistemas alimentarios para que sean diversificados y saludables.
Por ello el mayor desafío de todos es contribuir de una forma más amplia a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluidos los objetivos que no abordan directamente el tema de la seguridad alimentaria.
Los riesgos no pueden ser considerados de forma aislada, se necesita con urgencia un enfoque sistémico. Este enfoque debe explorar los efectos de las interacciones entre los riesgos, en particular sus efectos sinérgicos, y tener en cuenta los efectos de retroalimentación, los efectos indirectos, los puntos de inflexión y la irreversibilidad de los círculos viciosos.
Este enfoque sistémico debería tratar de evaluar riesgos, evitar crisis y conducir al desarrollo de trayectorias de resiliencia. La resiliencia debe ser evaluada en cada caso, haciendo una mejor evaluación de sus factores, componentes y funcionalidades.
Según este informe, debemos caminar hacia la creación de un marco integral que evalúe y transforme los sistemas alimentarios locales y que sea resiliente. Esto requiere la cooperación de los principales actores políticos, económicos y sociales y el desarrollo de métodos operativos y prospectivos para diagnosticar los sistemas alimentarios. Un marco diagnóstico que sea sistémico, aplicable a diferentes escalas, dinámico y operacional.
Este informe solo analiza los riesgos actuales y futuros que presentan los sistemas alimentarios. En un siguiente paso, el proyecto de la FAO y el CIRAD desarrollará un enfoque y conjunto de herramientas para realizar diagnósticos de los sistemas alimentarios a diferentes niveles (subnacional, nacional, subregional o regional) y poder identificar y formular intervenciones transformadoras que mejoren sus beneficios y su sostenibilidad ambiental. La razón fundamental es que no puede haber más crisis alimentarias, tal y como apunta el informe.